Cercana, humana y libre...
Yo también emigré y por eso quiero acompañarte
Me gradué como Psicóloga en Argentina. Mi vida era como la de cualquier joven que se recibe, trabaja y tiene miles de proyectos en mente. Organizada con lo que iba a hacer en cada edad, “familiera” a morir, etc.
Pero la vida se encargó de poner su toque y dar vuelta el tablero: planificando un viaje de intercambio para un hermoso año “sabático” conocí a un ragazzo.
Después de dos meses de relación a distancia, decidí mudarme a Italia.
Elegí arriesgarme con un pasaje de ida y vuelta con visa de turista, aunque nunca use el regreso.
Fue un momento de emociones mezcladas: euforia, felicidad, alegría, miedo, culpa por los que dejaba…
Sentía que había traicionado a los “míos”. Algunos me apoyaron, otros simplemente no estaban de acuerdo y muy pocos fueron a despedirme al aeropuerto. Cada uno lo vivía de modo diferente y era entendible.
Lo cierto es que yo debía ser fiel a mí misma, a lo que sentía, lo que quería, no me imaginaba otro modo si no lo intentaba.
Pero como todas las decisiones tienen sus consecuencias, con el paso del tiempo, esa elección comenzaba a pesar.
Los días comenzaron a tornarse como en una especie de limbo, no me sentía parte de nada, ya no era solo el amor o el corazón. Era mirarme a mí misma y decir “¿Mis cosas? ¿Dónde están?”. Fue como una pérdida de lo “mío”.
Después de tantos procesos, duelos y aceptaciones, me armé de valor y decidí no postergarlo más. Tenía que reinventarme otra vez. Comprendí que si bien me sentía perdida, en realidad era una oportunidad para construirme nuevamente.
Así fue que comencé a pensar fuera de la caja, a buscar otros caminos que revalorizaran mi historia, mis dolores, alegrías, aprendizajes, pasiones y valores. Y cuando eso sucedió, se abrió un mundo. Me repregunté varias cosas en mi vida como por ejemplo: ¿Cuál era mi incomodidad? ¿Cuál era mi malestar? ¿Qué quería para mí? ¿Qué valores quiero honrar en mi vida? ¿Hacia dónde quiero ir y cómo lo quiero hacer?
Entre tantas preguntas una sola cosa tenía presente y muy clara: no quería arrepentirme y dejar mi vida a la suerte como consecuencia de vivir en el extranjero.
Así es que tengo mi vida, mi nueva vida en construcción… en la que parte de mi reinvención a nivel profesional fue comenzar este proyecto.
Por eso, acompañando a expatriados/viajeros a “brujularse”, a encontrar el propio norte y a re-diseñar el propio proyecto de vida. Mi intención es que puedas encontrar el centro en tanto movimiento interno y externo que genera el migrar, ya sea de manera permanente o transitoria.
Soy psicóloga, expatriada por amor, mamá, compañera, iniciada en la Terapia de Aceptación y Compromiso
Además de mi profesión, en mis tiempos libres me gusta leer, viajar, descubrir siempre cosas nuevas, explorar nuevos mundos.
Tengo una hija, que se llama Grazia, disfruto pasar tiempo con ella y acomodar mi casa para que sea un lugar agradable, limpio y ordenado.
También me gusta hacer gimnasia y yoga, y uno de mis grandes cables a tierra es hacer manualidades o artesanías.
Estos cuentan los viajeros de mí…
Mi nombre es María Antonella y vivo en Australia. Conocí a Juli cuando empecé a tener problemas de ansiedad y estaba por terminar con una relación de pareja que no me hacía bien.
Un mes antes de comenzar con la terapia empecé a sufrir ataques de pánico y, junto con una relación que ya no me sumaba, no podía ver claramente mis objetivos o escucharme a mí misma, me sentía perdida, impotente y desesperanzada.
Durante el acompañamiento psicológico Juli me ayudó a identificar mis valores, la guía para poder enfocarme en lo que serían mis objetivos. También me acercó a la práctica de mindfulness o atención plena que, junto con yoga y meditación, lograron que recupere mi equilibrio interno.
Después de trabajar juntas, mediante terapia y ejercicios, empecé a distinguir y alejarme de todo lo que no me daba paz, a hacerle caso a mi intuición y a priorizarme.
Empecé a adquirir herramientas que me ayudaron a convivir con la ansiedad desde el amor en vez de luchar contra ella y a desaprender aquellos patrones que ya no me servían en mi presente.
Mi vida cambió con el autoconocimiento, el reconocer y elegir lo que para mi eran hábitos saludables; lo que incluía cosas más allá de lo que ingería sino también, las relaciones que tenía e incluso lo que me decía a mi misma.
El tiempo y el lugar no importaron a la hora de tener las sesiones con Juli, estando ella en Italia y yo en Australia, siempre nos encargamos de seguir con el acompañamiento. Su flexibilidad, empatía y compromiso conmigo hicieron que cada una de nuestras sesiones sean preciosas y preciadas.
Si tuviese que describir los beneficios en una palabra sería empoderamiento: el proceso para impulsar cambios positivos en mi vida.
Le recomiendo a Juli a todo aquel/aquella que se sienta identificado con mi historia, especialmente a los/las viajeros/as porque a veces la brújula se nos rompe y no es fácil estando lejos de nuestro hogar y familia. También, porque no hay nada más importante que trabajar en uno mismo y en lo que uno quiere para su vida incluso cuando eso implique ir en contra de la opinión ajena.
Me llamo Andrea Verónica, soy de Buenos Aires, Argentina y hace un poco más de 3 años vivo en Italia.
Antes de comenzar mis sesiones con Julieta me encontraba en un estado de ansia y preocupación constante, no encontraba la manera de afrontar las cosas y eso me generaba angustia y malestar.
Tenía dificultad para adaptarme a mi nuevo entorno. Rechazaba lo nuevo sin poder encontrar la manera de aceptar y esto perjudicaba mi desarrollo personal, laboral y social porque no me encontraba nunca en grado de tomar decisiones.
Algo importante que hicimos juntas fue el trabajo de aceptación, diferenciarlo de la resignación a través de la identificación real de lo que quiero, de mis deseos, de lo que me hace feliz. A través de diferentes ejercicios me hizo reencontrarme con definiciones y conceptos básicos que daba por sentados y esto me ayudó a poderlos ordenar en mi cabeza.
Me ayudó a ordenar mis pensamientos y también a ver desde otra perspectiva mi realidad, y así poder hacerme responsable de mis decisiones.
Yo sentí en un momento que me estaba perdiendo, que estaba perdiendo la persona que era y trabajando con ella pude salir de ese estado de negación y entender que no era una pérdida de personalidad sino una oportunidad para reinventarme.
Trabajar con Julieta me hizo encontrar herramientas para afrontar el proceso migratorio y lo más importante para mi fue sentirme comprendida, saber que no es algo que me pasa solo a mi, que es absolutamente normal y que compartido con alguien es más llevadero.
Me ayudó a aplacar culpas con respecto a mi persona, a pensamientos o decisiones y a poder así trabajar sobre mi autoestima.
No es en absoluto un proceso que haya terminado para mi, no se cuando va a durar ni siquiera si va a terminar en algún momento, pero siento que haberlo trabajado con Julieta fue un antes y un después.
Recomiendo a quien esté pasando por un proceso como el mío de abrirse y hablar con alguien que esté pasando por lo mismo. No es igual hacer una terapia tradicional o hablar con amigos o familiares porque nadie te va a entender a fondo como una persona que está pasando o paso por lo mismo que vos.
Si tuviese que describir en 3 palabras los beneficios que obtuve durante el acompañamiento serían: claridad, seguridad y aceptación.
Mi nombre es Rocío, soy de la provincia de Santa Fe, Argentina y actualmente estoy viviendo en Australia.
Cuando elegí buscar a Julieta fue porque me sentía muy abrumada, triste, agobiada. Estaba viviendo en un pueblo que se llama Nyngan, había llegado queriendo sumarme a un equipo de trabajo con amigxs y con ganas de ahorrar dinero. Ninguna de estas dos cosas pasó. Y tenía que tomar la decisión de irme o quedarme a esperar si salía otro trabajo ahí.
Pero habían muchos temas de fondo que no me dejaban tomar ciertas decisiones. Sentía mucha angustia que con el pasar de las sesiones me dí cuenta que estaba muy relacionado con una extrema falta de autoreconocimiento, de autocuidado, autovaloración.
Mi mayor límite era creer, confiar en mí y por lo tanto me veía como una persona a la que a nadie le interesaba mi existencia, que no podía ser querida ni elegida por nadie.
Otra dificultad muy marcada es que me criticaba/ juzgaba mucho,era muy dura conmigo misma.
Frente a tanta desvalorización cualquier toma de decisión era un caos.
Lo que descubrí e intento poner siempre en práctica es “ser mi amiga”, practicar la auto compasión.
Ahora le presto más atención a mis pensamientos.También me encuentro más alerta cuando estoy siendo muy dura conmigo, evaluando mis comportamientos; trato de verle una perspectiva más amable (“no todo lo hago mal”).
Lo que me gusta de esta terapia es que no hace demasiado hincapié en el pasado porque siempre me “cuelgo” en él, puedo pasar horas y horas buscando y analizando para atrás y solo logro perder tiempo y energía.
A la vez, colabora enormemente con mi elevado raciocinio que solo me dejaba dando vueltas alrededor de pensamientos y suposiciones.
Como beneficios concretos, enumero la recuperación del autoenfoque y haber ganado más confianza en mí misma pudiendo concretar sesiones de reiki con otras personas (hasta entonces, me limitaba con excusas del tipo: “no tengo camilla”, “no es el lugar apropiado”, “no soy buena en esto”, “no creo poder cumplir las expectativas del otrx”).
Ahora me permito sentir el enojo y aprendí a comunicarlo de forma asertiva.
A la persona que se identifique conmigo, le diría que es importante buscar ayuda profesional, por supuesto le hablaría de esta terapia y también de otras que hice y hago de carácter más holístico. Porque creo que cada uno va encontrando su mejor camino para autoconocerse.
Por supuesto que lo recomendaría a cualquier persona que esté viajando, que cambió su estilo de vida. Fue mucho más fácil el entendimiento de situaciones por las que uno transita no requiere ciertas explicaciones, donde muchas veces no hay palabras que describan los miedos o las vivencias de ser viajerx.
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